R. Rodríguez Vidal y M. C. Rodríguez Rigual
Editorial Reverté, S. A. 1986
Página 139.
Marquise du Chastelet (1706-1749)
Gabriela Emilia de CRETENEIL, marquesa de CHATELET (o DU CHASTELET, como ella firmaba; París, 1704-1749) fue dama distinguida, tanto en los salones de la vida social, como entre la intelectualidad de su tiempo. Este tiempo vivió la polémica entre los últimos cartesianos, los primeros newtonianos de Francia. La fama de M. CHATELET para la Historia de la ciencia, le viene de haber sido la excelente traductora al francés de los Principios matemáticos de la Filosofía Natural de ISAAC NEWTON. El éxito de la traducción fue total, sin que desde su aparición haya merecido ninguna crítica desfavorable.
Ciertamente M. de CHATELET estuvo asistida para su trabajo de selectos científicos de su entorno, y muy particularmente por el insigne A. C. CLAIRAUT, que le guió en oportunos retoques aclaratorios del texto original. La traducción va precedida de un prólogo anónimo de mano maestra, que pone la obra de NEWTON en la corriente del tiempo a que se traduce, y va seguida por un Complemento de CLAIRAUT, que es Exposición abreviada del Sistema del Mundo. Señalamos estas circunstancias porque son expresivas de la facilidad con que la M. de CHATELET se desenvolvía en el mundo científico. La siguiente anécdota lo Confirma.
La Marquesa de CHATELET había concurrido a un premio convocado por la Academia de Ciencias de París. En el salón de M. de GEOFRIN se encontró con el Secretario de la Academia, entonces MAIRAN, que como Académico portaba espadín. Entre ella y él se inició una discusión sobre el principio de las fuerzas vivas, que se animaba en exceso. La propia M. GEOFIUN fue quien calmó la discusión, diciéndole a él: «¡Vamos! ¿Qué va a pensarse de vos, si tirais de espada contra un abanico?»
En un grabado de la época, al pie del retrato de la marquesa de CHATELET, rezan estos versos:
Gabriela Emilia de CRETENEIL, marquesa de CHATELET (o DU CHASTELET, como ella firmaba; París, 1704-1749) fue dama distinguida, tanto en los salones de la vida social, como entre la intelectualidad de su tiempo. Este tiempo vivió la polémica entre los últimos cartesianos, los primeros newtonianos de Francia. La fama de M. CHATELET para la Historia de la ciencia, le viene de haber sido la excelente traductora al francés de los Principios matemáticos de la Filosofía Natural de ISAAC NEWTON. El éxito de la traducción fue total, sin que desde su aparición haya merecido ninguna crítica desfavorable.
Ciertamente M. de CHATELET estuvo asistida para su trabajo de selectos científicos de su entorno, y muy particularmente por el insigne A. C. CLAIRAUT, que le guió en oportunos retoques aclaratorios del texto original. La traducción va precedida de un prólogo anónimo de mano maestra, que pone la obra de NEWTON en la corriente del tiempo a que se traduce, y va seguida por un Complemento de CLAIRAUT, que es Exposición abreviada del Sistema del Mundo. Señalamos estas circunstancias porque son expresivas de la facilidad con que la M. de CHATELET se desenvolvía en el mundo científico. La siguiente anécdota lo Confirma.
La Marquesa de CHATELET había concurrido a un premio convocado por la Academia de Ciencias de París. En el salón de M. de GEOFRIN se encontró con el Secretario de la Academia, entonces MAIRAN, que como Académico portaba espadín. Entre ella y él se inició una discusión sobre el principio de las fuerzas vivas, que se animaba en exceso. La propia M. GEOFIUN fue quien calmó la discusión, diciéndole a él: «¡Vamos! ¿Qué va a pensarse de vos, si tirais de espada contra un abanico?»
En un grabado de la época, al pie del retrato de la marquesa de CHATELET, rezan estos versos:
A coté de Newton, l'inmortel Emilies'eléve dans les airs;et parcourant des cieux la carrière infiniemesure l'univers.Ournement de son sexe et du siécle ou nous sommesle bût de ses travaux en d'èclairer les hommes.
Esta rima la encuentro en el incitante libro de Eugenio D'Ors El Valle de Josafat (Austral, n.º 465), quien añade este comentario irónico:
Dice que al lado de Newton ascendió a los cielos; no dice si, al lado de Voltaire, bajaba a los infiernos.
Por otra parte, la mirada y la boca de madame du Chatelet parecen no ocuparse para nada, no haberse ocupado nunca, de las teológicas Postrimerías.
Página 24.
poner veinte melones
en cinco montones
que sean todos nones
Aparecen en el texto dos fechas distintas para el nacimiento de la marquesa pero nació el 17 diciembre de 1706.
¿Sabes la solución del juego final?
R. Rodríguez Vidal ya apareció por aquí.