Apología de un matemático.
G. H. Hardy
Nívola. 1999
Páginas 74, 75 y 76.
Es mejor que comente aquí algo sobre el tema de la edad, pues es particularmente importante para los matemáticos. Ningún matemático debe permitirse olvidar que las matemáticas, más que cualquier otro arte o ciencia, son un asunto de jóvenes. Como sencillo ejemplo ilustrativo, se puede decir que la edad media a la que son elegidos los matemáticos que forman parte de la Royal Society es la más baja de todos los miembros.
Podemos naturalmente encontrar ejemplos más sorprendentes. Consideremos, por ejemplo, la trayectoria de un hombre que ciertamente fue uno de los tres matemáticos más grandes del mundo. Newton dejó las matemáticas a los 50 años, habiendo perdido su entusiasmo por ellas base tante antes. Sin duda alguna, se dio perfecta cuenta a los cuarenta años de que sus grandes días creativos pertenecían ya al pasado. Sus ideas más grandes, las fluxiones y la ley de la gravedad, las desarrolló hacia 1666, cuando tenía 24 años, "en aquellos días me encontraba en el mejor momento para crear, y estaba más dispuesto hacia las matemáticas y la filosofía que en cualquier otro momento desde entonces". Hizo grandes descubrimientos hasta casi los cuarenta (la órbita elíptica a los 37), pero después hizo poco más que pulir y perfeccionar.
Galois murió a los 21, Abel a los 27, Ramanujan a los 33 y Riemann a los 40. Ha habido matemáticos que han llevado a cabo una obra maestra bastante más tarde; la magna obra de Gauss sobre la geometría diferencial se publicó cuando tenía 50 años (aunque había tenido las ideas fundamentales 10 años antes). No conozco un ejemplo de un avance matemático de importancia desarrollado por una persona que haya superado los 50. Si una persona madura pierde su interés y abandona las matemáticas, es probable que la pérdida no sea demasiado importante ni para las matemáticas ni para él.
Por otro lado, la ganancia no es probable que sea sustancial; las últimas actividades de los matemáticos que abandonaron las matemáticas no son especialmente motivadoras. Newton fue un Master of the Mint bastante competente (cuando no se estaba peleando con alguien). Painlevé no tuvo éxito como Presidente del Gobierno francés. La carrera política de Laplace fue altamente deshonrosa, aunque no se puede tomar como un buen ejemplo, pues fue antes deshonesto que incompetente y, además, nunca "dejó" realmente las matemáticas. Es muy difícil encontrar un ejemplo de un matemático de primera fila que haya abandonado las matemáticas y obtenido un reconocimiento de alto nivel en otro campo. Quizá haya habido jóvenes que hubieran sido matemáticos de primer nivel si hubieran continuado sin interrupción su labor matemática, pero nunca he oído un ejemplo realmente verosímil. Todo esto está confirmado por mi propia y limitada experiencia. Todos los jóvenes matemáticos de talento que he conocido, han permanecido fieles a las matemáticas, y no por falta de ambición, sino por exceso de ella; todos han reconocido que en las matemáticas se encontraba, de alguna manera, el camino hacia una trayectoria vital destacable.
Un libro especial, de obligada lectura, aunque no esté de acuerdo con todo lo que dice.
Godfrey Harold Hardy nació el 7 de febrero de 1877.
Hardy ya apareció por aquí.