Los espingorcios



Los Espingorcios.


Miguel de Guzmán. Ilustraciones de Jordi Vives.


Editorial Labor, S. A. 1986



Páginas 7 a la 10.
Éstos eran cuatro espingorcios que iban por un caminito oscuro. El primero era alto y delgado, el segundo moreno y rubio, según cómo se le mirase, el tercero bajo y rechoncho, y el cuarto cuadrado y fuerte.
El primer espingorcio, al ver lo oscuro que estaba el camino, levantó el morrete y no dijo nada. protestó moviendo el hociquillo bajo y rechoncho, y diciendo:
-¡¡¡Ya está bieeeen!!!
El espingorcio cuadrado y fuerte se cruzó de espinguillos y dijo, como si no entendiese nada de aquello:
-Lo que es yo, no sé si comeré nada esta noche.
Y siguieron caminando alegremente por el caminito oscuro... 
Un rato pasó y el caminito oscuro se oscureció. El espingorcio alto y delgado no veía nada delante. El espingorcio moreno y rubio, según cómo se le mirase, sólo veía los espinguillos del espingorcio primero. El espingorcio bajo y rechoncho no veía más que los tacones de los pirralcos del espingorcio moreno y rubio. El espingorcio cuadrado y fuerte iba caminando cabeza abajo, pero, como era cuadrado, no se le notaba nada en absoluto. Una luciérnaga aclaró de repente el caminito oscuro de los espingorcios por un momento. Fue lo suficiente para que el espingorcio alto y delgado viese con un respingo el abismo oscuro y verde que se abría a la izquierda de aquel caminito oscuro sin valla.
El espingorcio dio un respingorcio y no dijo nada. A lo cual el segundo espingorcio replicó:
-¿Mmmmmmm?
Y el tercer espingorcio, a la vista del respingorcio del espingorcio primero, y al oír el grave discurso del espingorcio segundo, se empinó sobre sus mengorcios y dijo:-¡¡Ya está bieeen!!
Y el cuarto espingorcio no hizo sino musitar tristemente:
-¡Lo que es yo, no sé si comeré algo esta noche!
Y continuaron los espingorcios su alegre camino adelante.
Un rato pasó y el caminito oscuro se fue estrechando. Aun para espingorcios aguerridos y fuertes, aquello se iba poniendo muy mal. Un olor repentino invadió el terreno que pisaban. Era como si un rezumante jugo saliera del camino y como si sus espinguillos palpasen la viscosidad del ambiente. Una luciérnaga volvió a iluminar el terreno por unos instantes. El primer espingorcio vio algo extraño y lo que vio le hizo exclamar:
-¡¡¡Está vivooooo!!!
El segundo espingorcio, moreno y rubio, según cómo se le mirase, dijo horroringado:
-¡¡¡¡Es rrreal!!!!
Al tercer espingorcio bajo y rechoncho se le enderezaron los espinguillos y exclamó con un sonido estridente, parecido a un grito histérico:
-¡¡¡¡¡Se mueveeee!!!!!
El espingorcio cuadrado y fuerte no encontró palabras adecuadas para decir lo que sentía, y al final gritó:
-¡¡¡¡¡¡ENGENDRIGORCIOOOO!!!!!!... -Y cayó al suelo inanimado.









Es solo una curiosidad.
Miguel de Guzmán ya estuvo por aquí.