El hombre que sólo amaba los números. La historia de Paul Erdös y la búsqueda de la verdad matemática.
Paul Hoffman
Ediciones Granica S.A. 2000
Páginas 13 y 14.
Era la hora de la cena en Greenbrook, Nueva Jersey, un frío día de la primavera de 1987, y Paul Erdös , por entonces con setenta y cuatro años, no encontraba a cuatro colegas matemáticos, de hecho sentados a veinte metros de él bebiendo té verde. Bizqueando, Erdös revisaba las mesas del pequeño restaurante japonés con un brazo levantado a un lado de su cuerpo como un espantapájaros. Estaba enojado consigo mismo por haber dejado que sus amigos se perdieran de vista. Su error había sido detenerse en el guardarropa mientras ellos seguían de largo. Un momento más tarde ya estaba agitando salvajemente el brazo, mientras al mismo tiempo tosía. "No entiendo por qué el FS ha encontrado apropiado enviarme un resfrío", jadeó. (El FS es el Fascista Supremo, El número Uno de Ahí arriba, Dios, que siempre atormentaba a Erdös escondiéndole las gafas, robándole el pasaporte húngaro, o, aún peor, guardándose para Él las soluciones elegantes de toda clase de problemas matemáticos fascinantes). "El FS nos creó para gozar de nuestro sufrimiento", dijo Erdós. "Cuanto más rápido morimos, más rápido hacemos fracasar sus planes."
Página 16.
Erdös (se pronuncia Erdish) diseñó su vida para maximizar la cantidad de tiempo disponible para la matemática. No tenía esposa ni hijos, ni ocupación, ni pasatiempos, ni siquiera una casa, nada que pudiera atarlo. Vivía llevando de un lado a otro una maleta ruinosa y una desteñida bolsa de plástico naranja del Centrum Aruhaz, una gran tienda de Budapest. En una búsqueda interminable de buenos problemas matemáticos y de talentos frescos, Erdös cruzó cuatro continentes a un ritmo frenético, moviéndose de una universidad, o centro de investigación, al siguiente. Su modus operandi era aparecer en el umbral de la casa de un colega declarando "Mi mente está abierta", trabajar con su anfitrión por un día o dos, hasta aburrirse o que el anfitrión se derrumbara, y entonces mudarse a otra casa.
Página 17.
Para comunicarse con Erdós, había que aprender su lenguaje. "Cuando nos conocimos —cuenta Martin Gardner, el ensayista de matemática—, su primera pregunta fue: '¿Y usted cuándo llegó?'. Miré mi reloj, pero Graham murmuró que ésa era la forma como Erdös preguntaba cuándo había nacido." Erdös también hacía la misma pregunta diciendo: "¿Cuándo lo sorprendió la desgracia del nacimiento?" Tenía un vocabulario especial, no sólo "el FS" y "Épsilon", sino también "Jefes" (mujeres), "Esclavos" (hombres), "Capturados" (casados), "Liberados" (divorciados), "Recapturados" (vueltos a casar), "Ruido" (música), "Veneno" (alcohol), "Predicar" (dar una clase de matemática), "Sam" (Estados Unidos), y "José" (la Unión Soviética). Cuando decía que alguien había "muerto", quería decir que esa persona había dejado de hacer matemática. Cuando decía que alguien "se había ido", esa persona había muerto.
Página 34.
"Yo no estoy capacitado para decir si Dios existe o no -continuaba Erdös-. Me parece dudoso que exista. Sin embargo, siempre digo que el FS tiene un libro transfinito (la transfinitud es un concepto matemático que significa mayor que infinito) que contiene las mejores demostraciones de todos los teoremas matemáticos, demostraciones elegantes y perfectas." El cumplido más importante que Erdös podía dedicar al trabajo de un colega era decir que "sale directamente del Libro".
Página 67.
Erdös nació en Budapest el 26 de marzo de 1913. Sus padres eran profesores de matemática de la escuela secundaria.Mientras Anna, su madre, estaba en el hospital dando a luz a Erdös, sus dos hermanas, de tres y cinco años, contrajeron escarlatina y murieron en un día. "Era algo de lo que a mi madre no le gustaba hablar — explica Erdös — . Se llamaban Klára y Magda, creo." De los tres hijos, las hijas eran consideradas las más listas. "Ninguna madre podría recuperarse luego de tal pérdida — dice la prima Fredo — . Ella nunca lo hizo."
Mañana se cumple el centenario del nacimiento de este particular Paul Erdös.
En el libro también se habla del número de Erdös.
Por cierto, epsilones significaba para él niños (en matemáticas es una letra griega que se usa para designar cantidades pequeñas).