Las matemáticas en el siglo XVII.
Elena Ausejo
Ediciones Akal, S.A. 1992
Páginas 21 y 22.
Isaac Barrow (1630-1677) que, si no venció reyes moros, engendró un Newton que los venciera. Barrow, sacerdote dedicado a las matemáticas, fue el verdadero maestro y guía de Newton. Profesor de geometría en el Greshan College de Londres desde 1662, en 1664 fue nombrado Lucasian Professor de geometría en Cambridge, siendo el primero en ocupar la Cátedra Lucasiana cuyos nombramientos son actualmente considerados como un altísimo honor creada en 1663 por un tal Henry Lucas (¿1610?-1663) y, a la sazón, la única dedicada a las ciencias en una universidad todavía profundamente medieval. Clásico en matemáticas, editó las obras de Euclides, Apolonio y Arquímedes y publicó en 1670 sus Lectiones geometricae, edición en la que participó Newton y a la que Barrow incorporó las novedades introducidas por Gregory en su Geometriae pars universalis, la Logarithmotechnia (1668) de Mercator y el Mesolabum (1659) de Sluse. Aunque conservadoramente adherin do a sus métodos geométricos, más mafia darlo de las concepciones cinemáticas de Torricelli que de la aritmética estática de Wallis y más próximo a los razonamientos de Cavalieri que a los de Fermat —cuya obra debió conocer vía Huygens y Gregory— incluyó en su obra un método para la determinación de tangentes que como el propio Newton reconoció, generaliza el de Fermat y es prácticamente idéntico al actualmente utilizado en cálculo diferencial.
Dada la parábola y2=px, sustituyendo x por x+e, y por y+a se obtiene y2+2ay+a2=px+pe y, descartando todos los términos que contienen potencias superieres de a o de e, resulta a/e=p/(2y), pero como a/e=MP/TP —pues el triángulo característico MRN es semajante al MPT— y MP es la ordenada del punto M, la proporción MP/TP=p/(2y) permite calcular la subtangente TP.
Con todo, sustituir e por ∆x y a por ∆y sería traicionar el razonamiento de Barrow que, hecho en términos geométricos, ignora las nociones de variable y función necesarias para la introducción de los incrementos ∆x y ∆y. Esta misma adhesión incondicional a los métodos geométricos impidió a Barrow hacer uso efectivo del reconocimiento del carácter inverso de los problemas de tangentes y cuadraturas, relación que en la actualidad constituye el objeto del llamado Teorema fundamental del cálculo diferencial e integral. Y, seguramente, el hecho de que la influencia de Barrow en Newton fuera superior a la que recibiera, también importante, de Wallis. explica, al menos en cierto sentido, las limitaciones del cálculo de fluxiones de Newton frente al calculus de Leibniz.
Isaac Barrow murió el 4 de mayo de 1677.
Newton ya apareció por aquí y el gran Leibniz aquí.
Elena Ausejo
Ediciones Akal, S.A. 1992
Páginas 21 y 22.
Isaac Barrow (1630-1677) que, si no venció reyes moros, engendró un Newton que los venciera. Barrow, sacerdote dedicado a las matemáticas, fue el verdadero maestro y guía de Newton. Profesor de geometría en el Greshan College de Londres desde 1662, en 1664 fue nombrado Lucasian Professor de geometría en Cambridge, siendo el primero en ocupar la Cátedra Lucasiana cuyos nombramientos son actualmente considerados como un altísimo honor creada en 1663 por un tal Henry Lucas (¿1610?-1663) y, a la sazón, la única dedicada a las ciencias en una universidad todavía profundamente medieval. Clásico en matemáticas, editó las obras de Euclides, Apolonio y Arquímedes y publicó en 1670 sus Lectiones geometricae, edición en la que participó Newton y a la que Barrow incorporó las novedades introducidas por Gregory en su Geometriae pars universalis, la Logarithmotechnia (1668) de Mercator y el Mesolabum (1659) de Sluse. Aunque conservadoramente adherin do a sus métodos geométricos, más mafia darlo de las concepciones cinemáticas de Torricelli que de la aritmética estática de Wallis y más próximo a los razonamientos de Cavalieri que a los de Fermat —cuya obra debió conocer vía Huygens y Gregory— incluyó en su obra un método para la determinación de tangentes que como el propio Newton reconoció, generaliza el de Fermat y es prácticamente idéntico al actualmente utilizado en cálculo diferencial.
Dada la parábola y2=px, sustituyendo x por x+e, y por y+a se obtiene y2+2ay+a2=px+pe y, descartando todos los términos que contienen potencias superieres de a o de e, resulta a/e=p/(2y), pero como a/e=MP/TP —pues el triángulo característico MRN es semajante al MPT— y MP es la ordenada del punto M, la proporción MP/TP=p/(2y) permite calcular la subtangente TP.
Con todo, sustituir e por ∆x y a por ∆y sería traicionar el razonamiento de Barrow que, hecho en términos geométricos, ignora las nociones de variable y función necesarias para la introducción de los incrementos ∆x y ∆y. Esta misma adhesión incondicional a los métodos geométricos impidió a Barrow hacer uso efectivo del reconocimiento del carácter inverso de los problemas de tangentes y cuadraturas, relación que en la actualidad constituye el objeto del llamado Teorema fundamental del cálculo diferencial e integral. Y, seguramente, el hecho de que la influencia de Barrow en Newton fuera superior a la que recibiera, también importante, de Wallis. explica, al menos en cierto sentido, las limitaciones del cálculo de fluxiones de Newton frente al calculus de Leibniz.
Isaac Barrow murió el 4 de mayo de 1677.
Newton ya apareció por aquí y el gran Leibniz aquí.