La Matemática española en el siglo XVII

La Matemática española en el siglo XVII.


José A. Sánchez Pérez

Asociación Nacional de Historiadores de la Ciencia Española. Gráfica Universal. 1935



Páginas 7 a 9.
Hagamos ahora, antes de pasar a nuestra propia historia, una rapidísima mención de algunos grandes matemáticos extranjeros, con indicación de sus aportaciones a la Ciencia en el siglo XVII.
Francisco Vieta, francés, muere en París en 1608. Puede considerarse como fundador del álgebra moderna. Representó mediante letras todas las cantidades, tanto conocidas como incógnitas, revisó en un nuevo aspecto el Álgebra de los griegos y de los árabes e hizo varios descubrimientos en Álgebra y Trigonometría.
En 1617 muere Juan Neper, barón de Merchiston, genial matemático inglés que inventó los logaritmos y los dió a conocer en la obra Mirifici logarithmorum canonis descriptio, ejusque usus in utroque trigonometria, publicada en Edimburgo, 1614.
El creador de la Mecánica y especialmente de la Estática, el belga Simón Stevin o Simón de Brujas, muere en 1620.
En 1630 muere el genial Juan Kepler, de Stuttgard, uno de los fundadores de la Astronomía moderna, que siendo a la vez un gran geómetra, inició por intuición el empleo de infinitamente pequeños, que más tarde dió lugar al Cálculo infinitesimal.
El famoso inglés Henri Briggs, al conocer el invento de Neper, hizo un viaje para ponerse en contacto con el inventor y sugerirle la idea de elegir el número 10 como base de logaritmos. Briggs publicó, en 1618, la primera tabla de logaritmos decimales, y murió en 1631.
Galileo Galilei, nacido en Pisa el año 1564 y fallecido el 8 de enero de 1642, se distingue especialmente como renovador de los estudios astronómicos; considerado como matemático es precursor del Cálculo de Probabilidades y realizó trabajos que han sido los fundamentos de la Dinámica.
El italiano Buenaventura Cavalieri, que murió en Bolonia el 1647, creó el método de los indivisibles, que lo limitó a sus aplicaciones geométricas, sin advertir que su aplicación al Cálculo era el camino de llegar al Cálculo diferencial. No obstante, con su método logró hacer descubrimientos de interés sobre áreas, volúmenes y centros de gravedad.
Con René Descartes son improcedentes todos los calificativos. Es el matemático cumbre, creador de la Geometría analítica, nacido en La Haya, pequeña aldea francesa cerca de Tours, en 1596, y que murió en Estocolmo el año 1650. La primera Geometría analítica fué la publicada por Descartes en 1637.
En 1662 coincide la muerte de otros dos genios geómetras franceses: Blas Pascal y Girard Desargues. Pascal es el que funda el Cálculo de probabilidades, y Desargues es el inventor de la Gemetría proyectiva.
Pedro Fermat, también francés, es un fuerte rival de Descartes. Ambos sostuvieron una polémica, a veces descortés, con motivo de haber publicado Fermat en 1687, su método de máximos y mínimos, aplicando los mismos principios que había establecido Descartes en su Geometría del mismo año. La contienda científica duró mucho tiempo: Fermat la llamaba Pequeña guerra contra Descartes, y Descartes la denominaba Pequeño proceso matemático contra Fermat. Intervinieron como reconciliadores el P. Mersenne, Roberval y el padre de Pascal, los cuales lograron que terminase la polémica, convirtiendo a los enemigos en mutuos admiradores. Fermat, a quien tanto debe la Teoría de números y el Cálculo de probabilidades, murió en Toulouse el año 1665.
En 1695 muere el holandés Chrystian Huygens, famoso por sus descubrimientos en Astronomía y en Mecánica y por sus investigaciones sobre las evolventes y evolutas.
Por último, aunque terminan sus días en el siglo XVIII, se encuentran en plena producción a fines del siglo XVII los inmortales sabios Isaac Newton y Guillemo Leibnitz, y otros insignes matemáticos como Jacobo Bernoulli, John Wallis y Johan Hudde.
Yo reconozco paladinamente que es inútil buscar un matemático español que pueda compararse a los citados extranjeros, pero no puedo admitir la consecuencia que algunos han deducido, afirmando que no existió ciencia matemática española en el siglo XVII.
Del ser al parecer hay un abismo. ¿Cuántas veces no hemos visto, en noche de Luna llena y nubes sueltas, que éstas marchaban deprisa, a merced del viento, de Saliente a Poniente, y nos ha parecido que la Luna caminaba hacia atrás? Pues esto mismo ocurrió con la Matemática española, que llevaba una marcha muy lenta en el progreso, mientras que la Matemática fuera de España llevaba una velocidad vertiginosa a impulso de los genios como Kepler, Galileo, Descartes, Newton o Leibnitz.
Si los historiadores de la Matemática hubieran establecido la verdad desde el primer momento, hubieran reconocido que el aparente retroceso español era un fenómeno de relatividad en las velocidades del progreso matemático, y hubieran dicho noblemente que en España, a pesar todo, se trabajaba y se adelantaba, aunque fuera a paso de tortuga.










En este libro se menciona a un centenar de matemáticos españoles del siglo XVII, y hace un pequeño estudio de algunos de ellos como Andrés García de Céspedes, Juan Cedillo Díaz, Miguel Gerónimo de Santa Cruz, Julio César Firrufino, Luis Carducho (o Carduchi o Carducci), José Zaragoza, Juan Caramuel y Lobkowitz, Antonio Hugo de Omerique.
Creo que ni parecido a lo que había por Europa ni a lo que aportaron.
El 31 de marzo de 1596 nació Descartes y el 31 de marzo de 1727 murió Newton. Descartes ya estuvo por aquí y Newton también.